la aerodinámica es importante en cualquier tipo de vehículo, en el caso de un monoplaza de Fórmula Uno resulta vital, ya que permite aprovechar mejor la potencia, que a su vez es la que empuja el vehículo a través del aire. Así, el trabajo en el túnel de viento ocupa muchas de las horas invertidas en la fabricación de un monoplaza.
En el caso de los equipos de Fórmula Uno, el túnel de viento simula el paso de un coche por la pista, conducido a través del aire. Normalmente, el vehículo está representado por un modelo a media escala y el paso del aire es simulado mediante unos enormes ventiladores. El monoplaza puede ser modificado fácilmente para probar diferentes soluciones aerodinámicas, mientras que los sensores muestran a los especialistas los efectos de estos cambios.
Es un trabajo en el que se repiten muchas mediciones y se comprueba hasta la más mínima variación en la posición de los alerones antes de salir a rodar en la pista real (los expertos sostienen que, teóricamente, si a un monoplaza se le colocaran los alerones al revés, despegaría del suelo y echaría a volar). Se trata de una labor muy importante, puesto que el conjunto aerodinámico de un vehículo de Fórmula Uno tiene una influencia en las prestaciones del coche cercana al 50 por ciento
Los elementos que más influyen en vencer esta resistencia a las corrientes de aire son, además de la propia carrocería del monoplaza, los alerones delanteros ("bigotes") y el trasero, entre los que se intenta crear un equilibrio, de tal manera que la eficacia de la parte delantera no tenga efectos adversos sobre la posterior.
Cuando el vehículo está en movimiento, el aire atraviesa la parte frontal, creando turbulencias que afectan al rendimiento del alerón trasero. Además, hay que tener en cuenta otro de los elementos aerodinámicos de estos vehículos: las planchas curvas que se colocan en los laterales de los mismos, en posición perpendicular al suelo, entre el chasis y la rueda delantera. Estas piezas dirigen el resto del aire en contacto con el monoplaza hacia los costados del mismo, tratando de reducir al mínimo la resistencia al viento e incrementando la adherencia al suelo que consiguen los otros alerones.
Teniendo en cuenta todos estos factores, es fácil entender por qué muchos de los equipos participantes en esta especialidad deportiva invierten gran parte de su presupuesto en construir y mejorar sus túneles de viento. Aquellos que no cuentan con uno se ven forzados a alquilarlo, pero, dado que la investigación es continua, las escuderías más grandes han optado por construir auténticas "ciudades tecnológicas", donde desarrollan nuevos modelos
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